Ciencia

El misterio del Planeta 9 ¿ Leyenda o Realidad?

¿El Planeta 9 nunca existió? Nuevas simulaciones sugieren que podría haber sido una estrella la que alteró el sistema solar

2024-09-16T16:48:01.042Z - Nicolas Vilar

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La búsqueda del Planeta 9 ha sido una obsesión para muchos astrónomos, pero esta nueva teoría sugiere que tal vez hemos estado buscando en la dirección equivocada. El paso cercano de una estrella podría ser la clave para entender mejor la configuración actual de nuestro sistema solar, abriendo nuevas puertas a la exploración y comprensión del cosmos.

La búsqueda del misterioso Planeta 9 ha fascinado a los astrónomos durante años, quienes han intentado explicar las anomalías en las órbitas de los objetos más lejanos del sistema solar. Sin embargo, una nueva teoría sugiere que este hipotético planeta podría no existir. En su lugar, un equipo internacional de investigadores propone que fue una estrella que pasó cerca del Sol la responsable de las extrañas órbitas de los objetos transneptunianos (TNOs) y las lunas irregulares de los planetas gigantes.

Desde hace décadas, los científicos han especulado que los gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno jugaron un papel fundamental en la redistribución de pequeños cuerpos celestes durante las primeras etapas del sistema solar. Algunos de estos cuerpos fueron capturados por los planetas y se convirtieron en lunas irregulares, mientras que otros fueron expulsados a las regiones más alejadas del sistema solar, conformando lo que hoy conocemos como los TNOs.

Sin embargo, los estudios recientes publicados en Nature Astronomy y The Astrophysical Journal Letters presentan una nueva explicación. En lugar de un noveno planeta, las simulaciones sugieren que una estrella de aproximadamente 0,8 veces la masa del Sol pasó cerca del sistema solar hace miles de millones de años. Este encuentro estelar, que habría ocurrido a una distancia de 110 unidades astronómicas (UA) del Sol y con una inclinación de 70 grados, pudo haber alterado las órbitas de los TNOs y empujado algunos de estos objetos hacia los planetas gigantes, donde fueron capturados como lunas irregulares.

Las simulaciones y los datos:

Los investigadores realizaron más de 3.000 simulaciones para modelar la evolución del sistema solar, variando las masas y distancias de las estrellas que podrían haber pasado cerca del Sol. Los resultados de estas simulaciones concuerdan con las órbitas observadas de los TNOs y las lunas irregulares, como las de Júpiter y Saturno. Este modelo sugiere que aproximadamente el 7,2% de los TNOs fueron influenciados por el paso de esta estrella, algunos de los cuales podrían haber sido capturados por los planetas gigantes, contribuyendo a la formación de sus lunas irregulares.

Consecuencias para la vida terrestre:

Un aspecto fascinante de esta teoría es la posibilidad de que algunos de los TNOs que fueron impulsados hacia el interior del sistema solar podrían haber transportado materiales volátiles y prebióticos hacia los planetas rocosos, como la Tierra. Esto podría haber jugado un papel en el surgimiento de la vida en nuestro planeta, aunque se necesitarán más estudios para confirmar esta hipótesis.

El color de las lunas irregulares:

Otro punto a favor de esta teoría es la distribución de colores de los TNOs y las lunas irregulares. Los objetos transneptunianos que se encuentran más allá de 60 UA carecen de los tonos rojizos que se observan en otros cuerpos celestes, lo que coincide con la ausencia de lunas muy rojas alrededor de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Esto apoya la idea de que un encuentro cercano con una estrella podría haber enviado estos objetos hacia el interior del sistema solar.

Qué sigue:

Aunque esta teoría ofrece una explicación convincente para las órbitas de los TNOs y las lunas irregulares sin la necesidad de un Planeta 9, se necesitarán más estudios para confirmar cómo encaja este escenario con otras características del sistema solar. La llegada de telescopios más avanzados, como el Observatorio Vera Rubin, será clave para detectar más lunas irregulares y TNOs, lo que permitirá poner a prueba esta hipótesis en los próximos años.

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