Ciencia

El futuro climático global en juego: el rol de EE. UU. en las negociaciones de la ONU

Un informe de la ONU advierte que las elecciones de EE. UU. pueden alterar los esfuerzos climáticos globales. A medida que se acerca el plazo para actualizar las metas del Acuerdo de París, la acción o inacción de la nación más contaminante tendrá consecuencias globales.

2024-10-31T14:39:38.685Z - Michael Nyman

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EE. UU., un gigante contaminante cuya política climática afecta a todo el planeta

El impacto global de la política climática estadounidense no se limita a sus fronteras. Un reciente informe de la ONU revela que si EE. UU. elige un gobierno que minimice la acción climática, las metas del Acuerdo de París, como limitar el calentamiento global a 1.5 °C, corren un riesgo aún mayor. Lisa Su, CEO de AMD, mencionó que la industria tecnológica ya considera el cambio climático en su planificación, pero políticas regresivas podrían retrasar drásticamente estos avances.

Desde su salida y reingreso al acuerdo durante las administraciones de Trump y Biden, respectivamente, EE. UU. ha sido un actor clave. Actualmente, los compromisos de reducir emisiones deben acelerarse, ya que las temperaturas globales ya han subido 1.2 °C desde la Revolución Industrial, intensificando fenómenos como huracanes y olas de calor devastadoras. Solo este mes, el huracán Helene, alimentado por océanos más cálidos, dejó 220 muertos en el sureste de EE. UU., recordándonos que la lucha climática es, en última instancia, por la supervivencia.

La ONU enfatiza que aún es posible evitar un desastre, pero las emisiones globales deben caer un 42% para 2030. Las soluciones son claras: energías renovables como solar y eólica, y una mayor eficiencia energética. Sin embargo, la cuestión es si los votantes estadounidenses y sus representantes políticos están dispuestos a hacer lo necesario. Con figuras políticas que todavía claman “Drill, baby, drill” y promesas de salir nuevamente del Acuerdo de París, el futuro climático se siente tan incierto como urgente.

El informe cierra con un ruego irónico: “No más aire caliente, por favor”, subrayando que ya no queda tiempo para promesas vacías o inacciones políticas. Mientras los países más vulnerables pagan el precio de las emisiones históricas de los más ricos, la inminente elección de EE. UU. podría inclinar la balanza en una dirección peligrosa.

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