¿reinventando el biopic o jugando con fuego?

Imagina que te encuentras en una charla sobre cine con amigos. Alguien menciona la nueva biografía de Robbie Williams. Interesado, preguntas sobre la película, y te responden: "Es... diferente. Robbie es interpretado por un chimpancé en CGI". La conversación, sin duda, tomaría un giro inesperado. Este es el efecto que produce "Better Man", un filme que ha dividido opiniones y que nos invita a reflexionar sobre los límites de la innovación en el género biográfico. ¿Se trata de una <b>reinvención audaz</b> o un <b>experimento fallido</b>? Acompáñanos a desentrañar este fascinante dilema cinematográfico.

Un primate en la pantalla grande: ¿genialidad o disparate?

La decisión de representar a Robbie Williams mediante un chimpancé generado por computadora es, sin duda, el elemento más llamativo y controvertido de "Better Man". Para el cantante, esta peculiar elección representa su propia lucha interna, su sensación de ser "menos evolucionado" que los demás. "He sido un mono travieso toda mi vida", declara Williams. Esta metáfora, si bien es original, puede resultar difícil de digerir para algunos espectadores. ¿Es una representación efectiva de las complejidades de la psique humana o una simple extravagancia? La respuesta, como suele ocurrir en el arte, es subjetiva y depende de la interpretación de cada individuo.

El director Michael Gracey argumenta que la figura del chimpancé permite al espectador conectar con la historia de Williams de una manera más profunda y visceral. "Cinematográficamente, estamos insensibles al sufrimiento humano", explica Gracey. "Pero ver a un animal sufrir es profundamente incómodo". Esta afirmación abre un debate interesante sobre la forma en que procesamos las emociones en el cine. ¿Es la distancia emocional que nos proporciona el primate digital lo que nos permite empatizar con la historia de Williams, o por el contrario, nos aleja de la narrativa humana que se pretende transmitir?

El propio Robbie Williams defiende la elección del chimpancé como una forma de liberar al espectador de la carga de la representación realista. "No pasas toda la película pensando: 'Está haciendo un buen trabajo Robbie Williams'", comenta el cantante, "porque el mono le quita ese aspecto". Esta estrategia, sin embargo, puede ser un arma de doble filo. Si bien permite al espectador centrarse en la narrativa emocional, también corre el riesgo de generar una desconexión con el propio protagonista de la historia, dificultando la identificación y la empatía.

El fracaso en taquilla: ¿un reflejo de la desconexión con el público?

"Better Man", con un presupuesto de 110 millones de dólares, ha tenido un desempeño decepcionante en taquilla, recaudando apenas 1 millón de dólares en su estreno en Estados Unidos y un total de 4.7 millones a nivel mundial. Estas cifras plantean una pregunta crucial: ¿ha fallado la película en conectar con su público objetivo?

David A. Gross, de Franchise Entertainment Research, critica la inversión realizada en el proyecto, calificando la elección del chimpancé como "descabellada". "El riesgo es admirable", declara Gross, "pero 110 millones de dólares no es realista para este género y artista". Su opinión refleja la preocupación de muchos analistas: ¿se ha priorizado la originalidad por encima de la viabilidad comercial? El fracaso de "Better Man" nos recuerda que la innovación, por sí sola, no garantiza el éxito. Es necesario encontrar un equilibrio entre la audacia creativa y las expectativas del público.

Comparando "Better Man" con otros biopics musicales exitosos, como "Bohemian Rhapsody" o "Rocketman", podemos observar una diferencia clave: la conexión con la audiencia. Mientras que estas películas se centraron en figuras icónicas con un amplio reconocimiento y una narrativa más convencional, "Better Man" optó por un enfoque experimental que, si bien es interesante, ha resultado ser demasiado arriesgado para el gran público.

Más allá del experimento: ¿qué nos dice "Better Man" sobre el futuro del biopic?

"Better Man", más allá de su éxito o fracaso comercial, nos invita a reflexionar sobre el futuro del género biográfico. ¿Estamos ante una nueva forma de narrar las historias de vida de los artistas, o se trata simplemente de un experimento fallido que será olvidado con el tiempo?

La película, con su peculiar narrativa y su apuesta por la metáfora visual, plantea una pregunta fundamental: ¿cuál es el límite entre la representación artística y la tergiversación de la realidad? ¿Es legítimo utilizar la figura de un chimpancé para explorar la psique de un artista, o se trata de una falta de respeto hacia su persona y su legado?

El debate generado por "Better Man" nos recuerda que el cine, como cualquier forma de arte, está en constante evolución. Las nuevas tecnologías y las nuevas formas de narrar historias nos ofrecen infinitas posibilidades, pero también nos obligan a replantearnos los límites de la creación artística. ¿Te animas a formar parte de esta conversación? Explora el universo simiesco de Robbie Williams y decide por ti mismo si "Better Man" es una obra maestra incomprendida o un experimento fallido. La respuesta, como siempre, la tienes tú.