Samsung Galaxy Z Fold7: el plegable que dejó atrás los “peros” y se convirtió en una bestia real
Por fin, el Galaxy Fold se siente como un celular de verdad cuando está cerrado… y como una tablet de lujo cuando se despliega.

Durante años, los Galaxy Fold de Samsung fueron una especie de experimento para fanáticos de la tecnología: increíbles en concepto, pero llenos de compromisos. Eran grandes, pesados, y si bien impactaban cuando se abrían, al cerrar el equipo quedaba una sensación de incomodidad. ¿Valía la pena pagar tanto por algo que todavía parecía en fase beta?
Pero todo eso cambió.
Después de siete generaciones de pruebas, errores y correcciones, el Galaxy Z Fold7 marca un antes y un después. Es el más fino y liviano de todos, y por primera vez, usarlo cerrado no se siente como castigo. La pantalla exterior ahora tiene un tamaño útil, y su diseño es más robusto y elegante que nunca.
Mucho más que una mejora incremental
El Fold7 no es una simple evolución. Es un rediseño con todas las letras. Se nota que Samsung afinó cada detalle: la bisagra es más delgada y resistente, la experiencia visual es excelente en ambas pantallas y la cámara principal rinde como un flagship de gama alta.
Por dentro, el rendimiento está a la altura de lo que uno espera por ese precio, aunque todavía hay cosas por pulir: la batería no deslumbra y la velocidad de carga quedó algo atrás respecto a la competencia. Además, sigue sin soporte para S-Pen, algo que muchos power users van a lamentar.
Aun así, es la primera vez que un Fold no se siente como un lujo con letra chica. Se siente como un teléfono completo y confiable. Y eso lo cambia todo.
