8 negocios que se fueron a pique con la llegada de Internet

Cuando apareció la web, todo se transformó, y algunos rubros no supieron adaptarse. Así que acá te cuento sobre ocho negocios que se quebraron gracias a la revolución digital.

Videoclubs: ¿Te acordás de ir al videoclub los fines de semana a alquilar pelis? Bueno, eso se terminó cuando llegaron los servicios de streaming. Netflix, Amazon Prime y otros cambiaron la manera de ver cine, y los pobres videoclubs no pudieron competir.

Tiendas de música: Comprar CDs y vinilos era una experiencia. Pero con la música en línea, primero con la piratería y después con Spotify y Apple Music, esas tiendas empezaron a desaparecer. ¿Para qué ir a comprar un disco si podés escuchar cualquier cosa al instante?

Agencias de viaje tradicionales: Antes, planear un viaje significaba ir a una agencia. Pero con páginas como Expedia, Booking y Airbnb, ahora podés organizar todo desde tu compu o celular. Adiós a las largas charlas con el agente de viajes.

Tiendas de fotografía: Revelar fotos era un ritual. Con las cámaras digitales y después con los smartphones, la fotografía física perdió terreno. Hoy sacás fotos y las compartís en redes sociales, sin necesidad de imprimir nada.

Enciclopedias: ¿Te acordás de las enciclopedias en papel? Eran carísimas y ocupaban un montón de espacio. Wikipedia y otras fuentes online hicieron que las enciclopedias quedaran obsoletas.

Tiendas de electrónicos: Antes ibas a la tienda a comprar un televisor o una computadora. Ahora, lo hacés todo por Internet. Amazon y otras plataformas de e-commerce simplificaron el proceso y muchas tiendas físicas no pudieron seguir el ritmo.

Servicios de taxis tradicionales: Con aplicaciones como Uber y Lyft, la manera de moverse por la ciudad cambió. Los taxis tradicionales perdieron terreno frente a estas plataformas que ofrecen un servicio más cómodo y a veces más económico.

Así que, como ves, Internet no perdona. Si un negocio no se adapta a las nuevas tecnologías, tiene todas las fichas para quedarse en el pasado. Adaptarse o morir, así de simple.