Influencers en batalla legal: ¿Se puede proteger un estilo "básico"?
Dos influencers de Amazon, Alyssa Sheil y Sydney Nicole Gifford, protagonizan una demanda sin precedentes que cuestiona si un estilo minimalista y neutral puede ser protegido legalmente en la industria de los creadores.
2024-11-27T14:00:00.090Z - Felipe Sarmiento

"El minimalismo puede ser universal, pero su interpretación puede generar grandes conflictos."
El mundo de los influencers parece glamoroso y lleno de oportunidades, pero detrás de las publicaciones cuidadosamente editadas se esconde un terreno competitivo y, a veces, hostil. Esto es especialmente evidente en el caso de Sydney Nicole Gifford y Alyssa Sheil, dos creadoras de contenido de Amazon que han llevado su rivalidad más allá de las redes sociales, involucrándose en una demanda legal que plantea preguntas inéditas sobre la propiedad intelectual en la industria.
El estilo minimalista: ¿punto de encuentro o conflicto?
Ambas influencers comparten un estilo marcado por tonos neutros y minimalismo: hogares en beige, blanco y crema, donde cada objeto parece cuidadosamente seleccionado para unificar la estética. Este enfoque, conocido en redes como el “Sad Beige Home” o “Clean Girl Aesthetic”, ha cautivado a millones de seguidores que sueñan con un espacio armónico y simple.
Sin embargo, lo que podría haberse quedado como una coincidencia de gustos, se convirtió en un conflicto personal y profesional. Según Gifford, Sheil no solo replicó productos similares, sino que copió intencionadamente poses, ángulos y elementos de diseño en sus videos y publicaciones. La demanda incluye ejemplos de productos como mantas, muebles y joyería presentados de maneras sorprendentemente similares.
¿Inspiración o copia?
El conflicto es complicado porque el contenido que ambas crean se encuentra en un espacio estético saturado. Las recomendaciones de productos en Amazon suelen seguir patrones similares: unboxing en camas perfectamente hechas, videos con iluminación impecable y transiciones rápidas. Amazon, que proporciona a los influencers listas de productos recomendados, también contribuye a la homogeneidad del contenido.
Gifford argumenta que sus elecciones son únicas y personales, mientras que Sheil asegura que cualquier coincidencia es producto de trabajar en una industria donde los productos y estilos más populares tienden a repetirse. Incluso afirma que algunas de las acusaciones de Gifford, como la similitud en tatuajes o cambios de color de cabello, son simples coincidencias.
Implicaciones legales y culturales
El caso plantea un dilema central: ¿puede un creador reclamar propiedad sobre un estilo o estética, especialmente cuando este es genérico y ampliamente utilizado? En un sistema diseñado para fomentar tendencias virales y consumo rápido, la línea entre inspiración y copia deliberada se vuelve borrosa.
Además, el contexto cultural y racial del caso añade otra capa de complejidad. Sheil, una mujer latina negra, enfrenta acusaciones de “apropiación” de Gifford, quien es una mujer blanca hispana. Para Sheil, esta narrativa es problemática, especialmente en una industria donde las influencers de color a menudo enfrentan barreras para alcanzar el mismo nivel de éxito que sus contrapartes blancas.
Una industria en disputa
Este caso también expone las tensiones inherentes a la economía de los creadores. Los influencers operan como negocios individuales, sin las protecciones que gozan los trabajadores tradicionales. Esto no solo los deja vulnerables a conflictos legales, sino que también fomenta una cultura de competencia donde las rivalidades personales pueden convertirse en disputas legales multimillonarias.
En una industria donde el contenido está diseñado para ser aspiracional pero genérico, este caso podría sentar un precedente que redefine los límites de la creatividad y la propiedad en el ámbito digital. Si bien es fácil perderse en los matices legales de un sofá beige o un ángulo de cámara, el fondo de este conflicto destaca la necesidad de establecer normas más claras y equitativas para una profesión que, aunque nueva, ya enfrenta grandes desafíos.
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