Estados Unidos considera arriesgada su dependencia de baterías de litio fabricadas en China
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos advirtió sobre los riesgos económicos y de seguridad que implica depender de las baterías chinas para sus servicios públicos y almacenamiento energético. Con un mercado global donde las empresas chinas dominan el 90% del suministro, el país norteamericano busca urgentemente alternativas para evitar una dependencia que podría comprometer su cadena de suministro.
2024-10-24T15:42:08.063Z - Felipe Sarmiento

Las baterías chinas dominan el 90% del suministro global, y EE. UU. busca reducir esa dependencia antes de que afecte su seguridad nacional.
Estados Unidos ha encendido las alarmas ante su creciente dependencia de las baterías de litio fabricadas en China. Un reciente informe del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) advierte sobre los riesgos económicos y estratégicos de mantener esta situación, subrayando el dominio de las empresas chinas en el mercado de almacenamiento energético. Con un 90% del suministro global de baterías de almacenamiento controlado por fabricantes como CATL y BYD, el país norteamericano enfrenta un problema que va más allá de la simple competencia económica.
El informe revela que las empresas chinas han aprovechado el apoyo estatal para obtener una posición dominante en el mercado estadounidense, generando una preocupante dependencia. No solo se trata de baterías para vehículos eléctricos, sino también para el almacenamiento de energía en redes eléctricas que buscan integrar fuentes renovables como la solar y la eólica.

A pesar de los esfuerzos por aumentar la producción nacional, EE. UU. aún depende de China para una parte considerable de su infraestructura energética. Incluso con la Ley de Reducción de la Inflación y otros incentivos que han canalizado miles de millones de dólares hacia la producción local de baterías, competir en costos con las empresas chinas sigue siendo un desafío titánico.
El temor de Washington radica en que esta dependencia pueda comprometer no solo su seguridad energética, sino también nacional. Ya se han planteado preocupaciones sobre posibles puertas traseras en los sistemas de gestión de baterías chinas, aunque hasta ahora no hay pruebas contundentes de espionaje.
La realidad es que China ha sabido desarrollar una industria poderosa a través de incentivos gubernamentales y una agresiva expansión en el mercado global. Mientras EE. UU. lucha por igualar el terreno de juego, la batalla por la independencia energética apenas comienza. Más allá de la competencia económica, este escenario plantea preguntas profundas sobre el futuro de las cadenas de suministro globales, y cómo las naciones pueden balancear el crecimiento económico con la seguridad estratégica.
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